Vamos a desarrollar una serie de breves meditaciones acerca de la destrucción documental, pero desde un punto de vista holístico.
Tratando de destacar aquellos aspectos de esa importante actividad, vital para muchas actividades humanas, que no se toman en cuenta con facilidad y que podrían ser de gran ayuda al momento de decidirnos para obtener tan benéfico servicio.
Lo que se pierde, se gana
Nunca depurar lo recopilado durante años, puede llegar a ser pernicioso. Por el contrario, el simple hecho de decidirse a extraer lo mejor de lo acumulado exige una atenta dedicación, misma que ejercita el discernimiento y la capacidad valorativa. Además, desde cierta perspectiva, no sólo equivale a ganar espacio, sino también a recuperar tiempo perdido. La documentación obsoleta se queda con algo de quien la archivó, y discretamente, en su clausura silenciosa, consume esos instantes de vida que difícilmente regresarán.
La productividad comprometida
Los empleados de una empresa son más perceptivos de lo que parece. Cada negocio es un pequeño mundo, y las personas que allí trabajan son una humanidad en diminuto. Si el fruto de su esfuerzo termina a la vista de todos, apilado en abandonadas carpetas y archivos llenos de polvo, su compromiso con la empresa en cuestión, con su realidad cotidiana, se menoscaba mucho.
Es una cuestión de hábitos mentales: lo que se produce debe tener una utilidad evidente, inmediata, y no generar lastres que dan una imagen perniciosa tanto al exterior, al público, como al interior, la profundidad espiritual de los trabajadores.
Los alcances de un proyecto
Los consumidores tienen manera de determinar los reales alcances de un proyecto empresarial. Simplemente basta con estudiar la manera que tienen esas industrias, para acercarse al público.
La publicidad es un arma de dos filos, y si lo único que se pretende es obtener ventas a cualquier precio, sin ninguna clase de consideración por la forma de ser o de pensar de las personas que compran tal o cual producto, a la larga tal falta de sensibilidad le cobrará una dolorosa factura a la empresa en cuestión.
Por el contrario, con estrategias de largo alcance, pensando no tanto en ganar posibles clientes como en dar un servicio benéfico para el mundo y las personas, justo así es como el éxito llegará libre y sin cortapisas. La destrucción documental, su vinculación con el reciclaje, y la protección a la ecología que promueve, es un factor de prosperidad no solo comercial, sino a escala planetaria y vital.