[...] definir como documentación confidencial: estrategias empresariales, métodos de negocio, documentos contractuales, propiedad intelectual, [...]
Uno de los varios aspectos positivos que se han derivado de la implementación de la Ley Orgánica de Protección de Datos (LOPD), es la estricta conminación que ha hecho a las diferentes organizaciones y entidades productivas para que tengan perfectamente ordenados los datos bajo su resguardo.
Esta exigencia evita prácticas indeseables de trabajo, asignando a los empleados nuevas ocupaciones, estableciendo contratos, limitando el acceso a datos de alta confidencialidad y orillando incluso a las empresas más reacias (cuestionadoras de esta serie de solicitudes) a ceñirse a los lineamientos de la LOPD.
Ahondemos en el nexo capital que existe entre la ley y la confidencialidad.
Las firmas que más se han resistido a seguir el rigor que establece la LOPD consideran que resulta desproporcionado el esfuerzo que se les solicita cumplir, con respecto a los riesgos que puede evitar la aplicación de la ley.
Incluso la inversión que deben de realizar para adquirir sistemas de protección informática se les presenta como un dispendio cuestionable. Sin embargo, dada la dinámica de los tiempos actuales, en las que la información y quien la detenta es un factor determinante de éxito, parecería que queda fuera de toda duda razonable la pertinencia de proteger la integridad de la información en el ámbito de las empresas.
Pero además de la certeza anterior, la correcta aplicación de la LOPD conlleva una serie de beneficios adicionales que incrementan tal meticulosidad. Y es que no existe un negocio que no optimice considerablemente su productividad organizando todo con transparencia y buenos manejos.
La información y los archivos que se desprenden de una empresa en normal crecimiento se acumulan poco a poco, hasta hacer improcedente la tarea de conservar toda esa cantidad de datos y de documentos.
Por ese simple aspecto de administración obligada, que conlleva atenerse a lo establecido por la LOPD, ya resulta de gran utilidad su impulso organizador y depurativo.
Pero por encima de todo está la seguridad. La LOPD puede proteger a una empresa de problemas que otro tipo de legislaciones de menor rigor no podrían.
Un ejemplo de esto lo encontramos en el caso de terceros a los que se contrata temporalmente para realizar ciertas actividades en una empresa y que tienen acceso a fuentes de datos confidenciales, con el riesgo tan grande que esta circunstancia genera.
La LOPD contempla este tipo de casos y puede establecer las responsabilidades que lleven a la resolución de un conflicto.
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