[...] LOPD tiene como objetivo principal, hacer que se cumpla ese mandato de la constitución española y por [...]
El 14 de enero de 2010 se cumplieron los primeros diez años de haberse puesto en marcha la Ley Orgánica de Protección de Datos de Carácter Personal (LOPD).
Este instrumento jurídico surgió con el propósito de amparar los derechos de privacidad y resguardo de la información personal ante los riesgos de apropiación indebida o mal uso por parte de otras personas o entidades diversas.
La vigente Ley Orgánica 15/1999 del 13 de diciembre de Protección de datos de carácter personal apareció como una vía de adaptación a lo establecido en la Directiva 95/46/CE del Parlamento Europeo y del Consejo del 24 de octubre de 1995.
A su vez, tal iniciativa se implantó como un relevo de la Ley Orgánica 5/1992, del 29 de octubre, de Regulación del tratamiento automatizado de datos de carácter personal (LORTAD). Comentaremos una perspectiva acerca de estos diez años iniciales en los que la LOPD ha tratado de ser un escudo para preservar la confidencialidad de los ciudadanos españoles.
Una esforzada pugna
A lo largo de este largo periodo de avatares han acontecido importantes ajustes y complementos relacionados con la LOPD. Por ejemplo, en el año de 2007 fue aprobado el Reglamento (1720/2007) de desarrollo de la LOPD, cuyo cometido era optimizar la base jurídica y optimizar las vías de aplicación de dicha Ley, logrando con ello una capacidad de modificación a los diferentes entornos y circunstancias sociales nunca antes conseguida.
Durante estos diez años de existencia la LOPD ha sido un eficaz instrumento para que la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) haya podido desarrollar la misión por la que fue inaugurada, es decir, proteger a la población de los peligros varios asociados al acceso, manejo o tráfico indebido de los datos de índole personal.
Flexibilidad y comprensión
Pero también en este periodo se ha visto como la AEPD se ha visto en la necesidad de ajustar o aplicar la LOPD con cierta flexibilidad, de acuerdo a las circunstancias. Toda ley debe ser interpretada de acuerdo a como corresponde, libre de tergiversaciones o aplicaciones fuera de contexto, y la LOPD no es una excepción a esta constante.
Sin duda, la labor de la AEPD para hacer valer de buena manera la LOPD es una clave para el éxito de su implantación. Una evidencia de este buen quehacer es la concientización lograda entre la ciudadanía acerca de sus derechos y maneras de ampararse ante los abusos relacionados con la apropiación indebida de la información personal.
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