[...] allá de poner en tela de juicio el trabajo de los implicados, lo que logra es hacer patente que la seguridad de la información de los ciudadanos no se da por sí sola, sino que requiere un auténtico combate y la [...]
Apenas hace un par de días se celebró una vez más el Día Europeo de la Protección de Datos.
De acuerdo a la iniciativa que promueve este festejo la información de carácter personal puede comprenderse como cualquier conjunto de datos que posibiliten la certera identificación de un individuo.
En este mismo orden de ideas, el derecho a la confidencialidad puede entenderse como la facultad que ostenta una persona de mantener bajo resguardo sus referencias en la medida que él decida.
Los medios ahondaron, en el marco de la celebración, en el comentario acerca de los riesgos que corre la privacidad en la sociedad transparente que define nuestra actualidad.
Peligro constante
Las familias padecen un riesgo constante por la exhibición desmedida de las referencias personales que propician.
Adolescentes de ambos sexos, con frecuencia, son víctima de engaños y daños a su integridad moral y hasta física, por parte de desadaptados que se ocultan bajo una identidad ficticia para poder acercarse a ellos y abusar.
Por otro lado, la transmisión en la red de números de clave bancarios para efectuar cualquier tipo de pago o transacción nunca está libre del posible acoso de piratas y delincuentes expertos, capaces de acceder a estos datos y hacer hurtos y fraudes al por mayor.
El peor enemigo
No obstante, con todos estos factores externos es factible que las precauciones mayores debamos de tomarlas con referencia a nuestra propia persona, o bien por las empresas a las que por costumbre brindamos todas nuestra confianza. No tomar las debidas precauciones para mantener en plena seguridad los datos personales es algo que nos atañe directamente y a nadie puede culparse de ninguna consecuencia por no hacerlo así.
El problema estriba en que, normalmente, no se valora como se debe la información personal. Se olvida el lucro que pueden realizar ciertas firmas inescrupulosas con todos esos datos privados, en especial para obtener estadísticas publicitarias de mala fe.
Por lo consiguiente, la defensa de la privacidad no depende solo de instancias como la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) o de herramientas jurídicas como la Ley Orgánica de Protección de Datos de índole personal (LOPD).
La integridad personal requiere de un esfuerzo particular ininterrumpido. El conocimiento pleno de los desafíos que implica la defensa de la privacidad también es indispensable para poder alcanzar un suficiente nivel de seguridad y así, finalmente, poder vivir tranquilos.
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